lunes, 4 de julio de 2016

La fe se propone, no se impone

Gracias a un artículo que alguien muy cercano me hizo llegar, he tenido la oportunidad de reflexionar sobre un punto importante: la fe se propone, no se impone.
Y es que, cuando uno ve el tsunami ideológico que se nos viene encima y las inevitables consecuencias que se avecinan (y que ya son realidad en muchos países), uno siente una enorme preocupación, por las personas que se confundirán, por las familias que se destruirán, por los crecientes obstáculos que se impondrán a la fe, por la persecución que se avecina en nuestro amado México, por el riesgo de condenación de muchas almas a quienes el sistema buscará impedir que conozcan al Dios verdadero o que se cuestionen si su manera de vivir y de "amar" es conforme o no a lo que Dios quisiera de ellos...
Cuando, además, uno lee los omnipresentes insultos y descalificaciones a la Iglesia, las falsas acusaciones de "discurso de odio" dirigidas con evidente y poco controlada cólera y la ausencia de argumentos serios y razonados por parte de personas que parecen solo poder repetir argumentos instalados por la mercadotecnia del sistema...
Uno comienza a convertirse en defensor de las familias y a querer desenmascarar el sistema y alertar de sus consecuencias. Pero constata el fracaso de estas alertas y la pobreza de recursos ante la avalancha mediática y la programación mental de las masas. En ese momento, tengo que recordar con humildad que no soy el Redentor, que Jesús ya ha venido y nos ha hecho posible la salvación, pero que esta salvación tiene que ser aceptada libremente por cada individuo. Si todos estuviéramos profundamente enamorados de Dios y diéramos ese testimonio entusiasta y alegre, al mismo tiempo que firme y coherente, es posible que más personas pudiesen darse cuenta del profundo y eterno amor que Dios les tiene y la llamada a la conversión que surge de la auténtica misericordia... Esto haría posible que más personas pudiesen llegar a salvarse.
La fe en Cristo no puede transformarse en ideología y ponerse al tú por tú con esas ideologías que son solo edificaciones humanas, la fe en Cristo no puede olvidar que los métodos de Jesús tienen que ser nuestros métodos, la fe en Cristo tiene que recordar siempre que el Mesías nos redimió muriendo en la Cruz, la fe en Cristo no puede dejar de lado el hecho de que Cristo ya ha vencido al mundo y que Él es el Señor de la Historia y que el Maligno nunca tendrá la posibilidad de triunfar definitivamente.
Por eso, como creyente en Cristo intento hacer mis opciones personales y ser coherente. Procuro hablar a tiempo y a destiempo de Jesús. 
Pero creo que debo renovar mi confianza y mi alegría, entender que la fe es un don, aún cuando sea lo mejor que a cualquier persona le podría pasar y que me muera de ganas de que todos experimenten la salvación de Dios. Aún cuando quiera que todos los hombres y mujeres se salven... Es muy poco lo que yo puedo hacer, además de dar testimonio, de organizar acciones pastorales y vocacionales, de animar a los laicos a organizarse y hacerlo por amor a las demás personas y, por supuesto de orar y ofrecer sacrificios espirituales. A fin de cuentas, débiles instrumentos de Dios, la salvación es Obra suya.