domingo, 21 de mayo de 2017

Lo que de verdad importa

Tal es el engañoso título en español de la película The Healer (El Curandero). Después de algunos comentarios polémicos por parte de algunas personas en mi muro de FB me decidí a ir a verla.
Les comparto mi opinión personal.
La verdad esperaba una película bien armada y pensada y en su lugar me encontré con una película bastante superficial, con una trama bastante floja y, en muchos momentos, aburrida. Sensiblera pero demasiado obvia. Nada que ver con los comentarios que la alaban casi como la próxima ganadora del Oscar y pintan al director como un genio (nada que ver)... pero tampoco nada que ver con quienes esperan encontrar mensajes satánicos. Las actuaciones son bastante ñoñas y no logran interesar al espectador ni involucrarlo sentimentalmente con los personajes y el "happy end", demasiado evidente y caricaturesco.
En primer lugar, analicemos la trama: una familia que tiene el don de sanar, son curanderos que tienen ese don como herencia familiar, incluso atribuido al Ser Supremo, don que "brinca" siempre una generación. Entiendo que pretende ser una trama de fantasía.
Sin embargo, para ser fantasía le da un lugar demasiado preponderante a la iglesia (en este caso a la iglesia anglicana), por lo que elige como interlocutora a la fe cristiana, es decir elige una interlocutora que sí existe. Esta interlocutora es representada por un "padre" que no tiene fe, con pinta de hombre desordenado, obeso y fachoso que ocupa un lugar especial en la comunidad. Nunca se menciona a Cristo. A pesar de ser una comunidad anglicana, en el sótano aparece una imagen de la Virgen de Guadalupe, imágenes de ángeles y cuervos negros, en una extraña mezcla de catolicismo, New Age y religiones oscuras, todo como parte del mismo imaginario religioso sincretista, reforzado, además con la expresión "si no crees en El, llámalo como quieras".
La comunidad es una comunidad no convertida que espera que el curandero les resuelva la vida (desde vencer la diabetes hasta conseguir matrimonio).
El personaje principal no es creyente en Dios ni se convierte a Dios a pesar de recuperar su poder. La peor escena en cuanto religión ocurre en la Iglesia anglicana cuando el tipo se pone a tratar como un bellaco a Dios, manosea la memoria de su hermano al que le pide que golpee de su parte a Dios. La escena tarda un minuto o dos, pero es bastante ofensiva,especialmente en sus maneras de insultar, exigirle y ordenarle a Dios.
La idea de sexualidad también aparece: él es promiscuo y cuando conquista a la chica lo que hace es llevarla a la cama, aunque la escena es maneja muy "discretamente". Llama más la atención el guiño al homosexualismo: ella se "define" como lesbiana, el tipo intenta "convertirla" a la heterosexualidad con un beso, ella le sugiere que mejor él cambie su orientación probando besar a un hombre. La chica enferma de cáncer es "experta" en el tema del lesbianismo...
La realidad de los enfermos de cáncer es representada por la joven Abi quien se ve en todo momento dueña de la situación, más lista que los adultos, a quienes incluso aconseja, engaña e impulsa a decidirse. Su situación como enferma solo la conocemos porque el guión lo dice, pues ella luce en todo momento espectacular física y emocionalmente. No estoy seguro de si ese modo de representar a los enfermos de cáncer se deba a una decisión de que no utilizar la enfermedad con fines sensibleros o a que no se quiso herir los sentimientos de quienes estén en esa situación.

Mención aparte merece el extraño simbolismo de la libélula que aparece en varios momentos del filme, al menos recuerdo que aparece al principio y ciertamente al final, cuando atraviesa la cerradura del sótano y nos enseña que el cuadro del protagonista ya está entre los curanderos. El simbolismo de la libélula es el mismo del poema fuera de lugar que dice Abi, "vive el momento, vive al máximo". Este podría ser el mensaje interpretativo de la película. Un mensaje que se oye atractivo de no ser porque tiene una vertiente oscura: vivir sin pensar en las consecuencias. Idea reforzada por el planteamiento sobre un cielo seguro desvinculado de las propias decisiones.

Al final se afirma que los curanderos SÍ existen y son quienes hacen algo a favor de los niños, como Paul Newman, papá de la actual presidenta de la fundación que apoya la película. Una idea positiva en cuanto a que las personas podemos ayudar y hacer un cambio.
Insoportable el mensaje de Arango al final de la película, durante los créditos.
Total que los 109 minutos que tarda está película son un verdadero desperdicio.
Estoy seguro que no entrarás en crisis de fe por verla, tampoco tus hijos, solo habrás perdido el tiempo. Estoy empezando a pensar que la donación de las entradas a asociaciones de niños con cáncer y de alimento a niños es una estrategia para que la película no naufrague por sonsa, superficial y aburrida.