In necesariis unitas, in dubiis libertas, in omnibus caritas - En lo esencial, unidad; en lo dudoso, libertad; en todo, caridad (San Agustín).
En la gran familia de Iglesia hay lugar para muchas "posturas", hay quien habla de izquierda y derecha en la Iglesia, de tradicionalismo y progresismo, de sacramentalismo y pastoralismo... Y en muchos temas podemos pensar diferente. Pero un tema fundamental, que requiere la unidad de todos los católicos es el de la defensa de la familia como unidad de hombre y mujer en orden a la ayuda mutua y a la procreación y educación de los hijos.
Nadie debe atreverse a redefinir la familia, y mucho menos hacerlo por motivos ideológicos o de derechos ¿humanos? inexistentes.
En su defensa no confluyen argumentos exclusivamente religiosos, sino del bien común y del bien de la sociedad, y especialmente el bien y derecho del niño.
Basados en "estudios" tendenciosos e ideológicos se pretende imponer a la sociedad la redefinición de la familia.
En concreto, la "naturalización" de la tendencia homosexual, sus "derechos", etc.
Extrañamente, se busca legislar sin entender. Antes de legislar, debiéramos comprender el origen de esta tendencia, pues si no, podríamos estar legislando y decretando una falsa "naturalidad". El problema es que los pocos investigadores que quieren aproximarse al fenómeno sin ideologizarlo, caen en la batalla del presupuesto, pues realmente no importa al discurso actual que no está interesado en la verdad (ni siquiera aquella científica). Con esta premisa se financia los estudios pro-gay y se les difunde como verdades absolutas. Mención aparte merecen algunas facultades yucatecas de psicología que enseñan la ideología de género como verdad. También la SEP ya está adoctrinando a nuestros hijos en esta "visión".
Víctimas del adoctrinamiento promovido por los ideólogos pro-gay, y por el gran argumento infundado de la "homofobia", los políticos, los magistrados y por supuesto el ciudadano "de a pie" repiten los mismos sofismas. Por eso no es de extrañar que en muchos debates, la única voz discordante sea la de los católicos, lo que pareciera corroborar que lo hacen "solo por motivos religiosos" y se desprecian sus argumentos como "fanatismo". Se equivocan quienes ofenden así a los católicos, cuyo "pecado" es el no rendirse ante la adveniente dictadura totalitaria gay.
Nos prohibirán el derecho a hablar contra esta
Mientras estás nubes negras siguen acercándose a Yucatán, las tormentas de la Inquisición gay está ya enjuiciando personas en aquellos países que se creyeron y legislaron "derechos y libertades" para este movimiento.
Me entristece que en este tema tan fundamental, muchos católicos no se dan cuenta de su mportancia, permaneciendo en un silencio cómplice.
Pero me entristece muchísimo más que entre los principales promotores se encuentren hermanos míos católicos, cuando deberían ser los primeros en darse cuenta del grave daño que se intenta imponer a la sociedad.
Hermanos católicos, la defensa de nuestras familias requiere que salgas de tu comodidad. Conoce, entiende y asume las razones por las que tu Iglesia se opone a estas leyes... Quizá seas tachado de fanatismo, de homofobia, etc. Es la típica estrategia.
Pero tu silencio en este combate solo favorece a la imposición de estas normas equivocadas.
Ahí vienen los candidatos... Haríamos bien en exigirles que obedezcan nuestro mandato como ciudadanos en este y muchos temas.
Nadie debe atreverse a redefinir la familia, y mucho menos hacerlo por motivos ideológicos o de derechos ¿humanos? inexistentes.
En su defensa no confluyen argumentos exclusivamente religiosos, sino del bien común y del bien de la sociedad, y especialmente el bien y derecho del niño.
Basados en "estudios" tendenciosos e ideológicos se pretende imponer a la sociedad la redefinición de la familia.
En concreto, la "naturalización" de la tendencia homosexual, sus "derechos", etc.
Extrañamente, se busca legislar sin entender. Antes de legislar, debiéramos comprender el origen de esta tendencia, pues si no, podríamos estar legislando y decretando una falsa "naturalidad". El problema es que los pocos investigadores que quieren aproximarse al fenómeno sin ideologizarlo, caen en la batalla del presupuesto, pues realmente no importa al discurso actual que no está interesado en la verdad (ni siquiera aquella científica). Con esta premisa se financia los estudios pro-gay y se les difunde como verdades absolutas. Mención aparte merecen algunas facultades yucatecas de psicología que enseñan la ideología de género como verdad. También la SEP ya está adoctrinando a nuestros hijos en esta "visión".
Víctimas del adoctrinamiento promovido por los ideólogos pro-gay, y por el gran argumento infundado de la "homofobia", los políticos, los magistrados y por supuesto el ciudadano "de a pie" repiten los mismos sofismas. Por eso no es de extrañar que en muchos debates, la única voz discordante sea la de los católicos, lo que pareciera corroborar que lo hacen "solo por motivos religiosos" y se desprecian sus argumentos como "fanatismo". Se equivocan quienes ofenden así a los católicos, cuyo "pecado" es el no rendirse ante la adveniente dictadura totalitaria gay.
Nos prohibirán el derecho a hablar contra esta
Mientras estás nubes negras siguen acercándose a Yucatán, las tormentas de la Inquisición gay está ya enjuiciando personas en aquellos países que se creyeron y legislaron "derechos y libertades" para este movimiento.
Me entristece que en este tema tan fundamental, muchos católicos no se dan cuenta de su mportancia, permaneciendo en un silencio cómplice.
Pero me entristece muchísimo más que entre los principales promotores se encuentren hermanos míos católicos, cuando deberían ser los primeros en darse cuenta del grave daño que se intenta imponer a la sociedad.
Hermanos católicos, la defensa de nuestras familias requiere que salgas de tu comodidad. Conoce, entiende y asume las razones por las que tu Iglesia se opone a estas leyes... Quizá seas tachado de fanatismo, de homofobia, etc. Es la típica estrategia.
Pero tu silencio en este combate solo favorece a la imposición de estas normas equivocadas.
Ahí vienen los candidatos... Haríamos bien en exigirles que obedezcan nuestro mandato como ciudadanos en este y muchos temas.
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